Friday, September 18, 2009

Para Testimonio a Todas las Naciones


Por Elena G. de White

Las Palabras del Salvador: "Vosotros sois la luz del mundo". Mateo 5:14, señalan el hecho de que él había confiado a sus seguidores una misión mundial. Así como los rayos del sol penetran los rincones más remotos del globo, así es el propósito de Dios que la luz del Evangelio se extienda a cada alma sobre la tierra. Si la iglesia de Cristo estubiera cumpliendo el propósito de nuestro Señor, la luz se derramaría sobre todos los que están asentados en tinieblas y en la región de sombra de muerte; en lugar de congregarse y rehuir la responsabilidad y la carga de la cruz, los miembros de la iglesia deberían diseminarse por los países dejando que la luz de Cristo brille a través de ellos, trabajando como él lo hizo por la salvación de las almas y este ‘evangelio del reino’ sería rápidamente llevado a todo el mundo.

Desde todos los países el llamado macédonico está sonando: "Pasa y ayúdanos". Hechos 16:9. Dios ha abierto campos ante nosotros. Los seres celestiales ha estado cooperando con los hombres. La Providencia está yendo delante de nosotros y el poder divino está trabajando con el esfuerzo humano. Ciertamente, ciegos deben de estar los ojos que no ven la obra del Señor y sordos los oídos que no oyen el llamado del verdadero Pastor a sus ovejas. Algunos han oído el llamado de Dios y han respondido. Dejemos ahora que cada corazón santificado responda, buscando proclamar el mensaje vivificante. Si los hombres y las mujeres se dedicaran con humildad y fidelidad a la obra señalada por Dios, el poder divino se revelaría en la conversión de muchas almas a la verdad. Maravillosos serían los resultados de sus esfuerzos.
El Señor está ordenando a su pueblo en todas partes que siembre junto a todas las aguas. Obedecer es de mucha importancia. Significa impartir continuamante los dones que hemos recibido del cielo. La causa de Dios necesita obreros consagrados y necesita dinero. ¿Vamos a continuar gastando nuestros medios en cosas que no son necesarias, mientras que una obra descuidada permanece sin hacerse? ¿No sería mejor arrepentirnos de nuestra indiferencia hacia esta obra y orar por el discernimiento espiritual para ver y comprender como debiéramos, sus urgentes necesidades?
El espíritu de liberalidad es el espíritu del cielo. El amor abnegado de Cristo es revelado en la cruz. Para que el hombre pudiera ser salvo, él dio todo lo que tenía y después se dio a sí mismo. La cruz de Cristo apela a la benefilencia de cada seguidor del bendito Salvador. El espíritu ilustrado aquí es para dar, dar. Llevar a cabo esto en una verdadera benevolencia y en buenas obras es el fruto auténtico de la vida cristiana.
La obra de Dios necesita hombres y mujeres que han aprendido de Cristo. En el momento en que los obreros de Dios lo vean como él es, en ese momento se verán a sí mismos como son y le pedirán que los haga como ellos deberían ser. El egoísmo hace que los hombres sean obstáculos en lugar de ayuda. En la luz de Dios podemos ver nuestros defectos y en su fortaleza los podemos remediar.

En el día final, cuando el mundo perezca, el que ha puesto sus tesoros en el cielo contemplará lo que su vida ha ganado. Si hemos prestado atención a las palabras de Cristo, entonces, cuando nos reunamos alrededor del gran trono blanco, veremos almas que han sido salvadas por medio nuestro, y sabremos que uno ha salvado a otros y que estos a otros —una gran compañía traída al refugio de descanso como resultado de nuestro trabajo fiel, ahí para poner nuestras coronas a los pies de Jesús y alabarlo a través de los siglos sin fin de la eternidad. ¡Qué precioso será el cielo para aquellos que hayan sido fieles en la obra de salvar almas!
Mientras más nos acerquemos al final de la historia de esta tierra, las trampas del enemigo serán más engañosas. A medida que pasa el tiempo, sus ataques serás fieros y más frecuentes. El esfuerzo supremo de Satanás se hará para entrampar y engañar si fuera posible a los mismos escogidos. Si él puede arrullarlos en la indiferencia acerca de su elevada vocación, su triunfo es seguro. Lo que se necesita en este tiempo es una conversión completa, una consagración de todo corazón. Aquel que está conectado íntimamente con Cristo será fortalecido para resistir las estratagemas del enemigo. Nuestra seguridad radica en practicar de corazón las verdades de la Biblia. Al humillarnos ante Dios, invitamos su poder salvador.

Ha de hacerse una gran obra en tierras extranjeras y una obra de tanta importancia ha de ser hecha en la tierra natal, porque es por el esfuerzo consagrado y fiel en el lugar de origen que los obreros serán ganados para Dios, quienes seguirán hacia adelante para proclamar la verdad en las tierras extranjeras. En este tiempo, cuando el enemigo está trabajando como nunca antes para acaparar las mentes de los hombres y mujeres, deberíamos estar trabajando con una actividad creciente. Debemos proclamar el último mensaje de misericordia en las ciudades deligente y desinteresadamente —en los caminos y vallados. Todas las clases deben ser alcanzadas. Mientras trabajamos, nos encontraremos con diferentes nacionalidades. Ninguno debe ser pasado por alto sin ser advertido. El Señor Jesús fue el Don de Dios al mundo entero— no sólo para las clases altas, ni para una sola nacionalidad con la exclusión de otras. Su gracia salvadora rodea al mundo. Quienquiera que lo desee, beberá del Agua de Vida. Un mundo está esperando oír el mensajde de la verdad presente. Y mientras los siervos de Dios son motivados para dar la luz, todas las nacionalidades son representadas como siendo impelidas al servicio como instrumentos divinos escogidos.
Hay muchos que desean un talento especial con el cual hacer una obra maravillosa, mientras que los deberes que están a la mano, la realización de los cuales harían que la vida fuese fragante, son perdidos de vista. Que éstos vayan a trabajar, tomando el trabajo que está directamente en su camino. El éxito no depende tanto del talento sino de la buena disposición y de la energía santificadas. No es la posesión de talentos espléndidos lo que nos habilitará para vencer y servir, sino el concienzudo cumplimiento de los deberes diarios, el espíritu humilde, la disposición alegre, el interés sincero y sin afectación en el bienestar de otros. Si el amor de Cristo llena el corazón, ese amor será manifestado en la vida.
Si usted tiene aptitud para una clase especial de servicio, esto se verá cuando haga lo mejor en el trabajo más cercano a usted. Sea fiel e íntegro en todo lo que haga. No se desanime si su comienzo parece pequeño, pero fije su blanco más alto y haga esfuerzos diligentes para alcanzarlo. No permita que los obstáculos lo desanimen. Concentre sus esfuerzos en la superación de éstos. Persevere y tendrá éxito.
Justamente donde se encuentra y en donde la gente está, haga sus esfuerzos más diligentes. La Palabra de Dios ha sido, por así decirlo, escondida debajo de un almud. Esa Palabra debe ser explicada a aquellos que ahora son ignorantes de sus requerimientos. Escudriñe las Escrituras con quienes están deseosos de ser enseñados. Esta obra puede ser pequeña en sus comienzos, pero otros se unirán para llevarla hacia adelante; y mientras en fe y dependiendo de Dios, se obra para la instrucción e iluminación de la gente, aquellos que escuchan entenderán el significado del verdadero discipulado.
Mi mensaje para nuestro pueblo es:
"Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega". Juan 4:35.
Cuando al llamado de la mujer samaritana los samaritanos vinieron a Cristo, él habló de ellos a sus discípulos como un campo de grano listo para la cosecha: "¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? Pues yo os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra se regocije juntamente con el que siega." Juan 4:35–36.
¿Y, cómo comenzó esa cosecha? Con una mujer —sólo dando la verdad a una mujer y esa mujer dándola aotros; porque ella fue a la villa y le dijo a la gente: "Venid." Ellos vinieron y escucharon y la cosecha empezó. Cristo moró con los samaritanos por dos días, porque ellos estaban hambrientos de oír las verdades del Evangelio. ¡Y qué días tan ocupados fueron esos! Como resultado de su obra, muchos más creyeron en él. Este fue su testimonio: "Porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo". Juan 4:42.
Esta es justamente la obra que ha de ser llevada a cabo hoy día. Muchos se están preparando para la cosecha, pero ellos no lo saben. En este tiempo cada palabra y acto nuestro debe ser lleno de significado. Podemos clamar al Señor: "Es hora de actuar, oh Jehová, porque han violado tu ley." Pero esto no es suficiente. Los segadores deben hacer su parte. El pueblo de Dios debe despertar de su indiferencia y egoísmo y revelar un deseo de ser usado como la mano ayudadora del Señor.
Mis hermanos y hermanas: ¡Levantaos; replandeced! El tiempo ha llegado cuando debemos hacer todo esfuerzo posible para dar este último mensaje al mundo. Hago un llamado a todos los que tengan la posibilidad de conectarse con la obra para que lo hagan ahora. No seáis indiferentes a los mensajes que Dios os envía para la edificación espiritual de su pueblo, ni seáis negligentes acerca de la responsabilidad que ha sido colocada sobre vosotros en el conocimiento de la verdad presente. El primero y gran mandamiento de Dios es: "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, y con toda tu fuerza." Marcos 12:30. El segundo es este: "Amarás a tu prójimo como a tí mismo". Marcos 12:31.
El Señor nos está enviando instrucción reiteradamente, señalándonos la importancia de llegar a ser obreros diligentes y fervientes. Tenemos una obra importante que hacer, un trabajo que no va a esperar, una obra que puede ser lograda sólo con le poder del Espíritu y a través de él, y bajo la dirección y conducción de Cristo. Dejemos que cada creyente en este tiempo se muestre como un colaborador de Dios. Dejemos que todas las diferencias, todas las conversaciones superficiales y sin sentido sean puestas a un lado. Hablemos y actuemos rectamente. El Señor trabajará a través de cada alma que rinda su corazón y vida a su control. A todos los que sean guiados por el Espíritu, Dios les impartirá su justicia. Él confía a sus seguidores fieles el poder de la persuasión, el poder de su gracia y verdad, un amor profundo y constante por su obra en las tierras natales y extranjeras. Les da corazones que están ansiosos de reunirse con Cristo. Con ayudantes poseedores de talentos como estos, la obra misionera no puede estar sin fruto.
El reino de la gracia está siendo establecido ahora y día tras día los corazones que han estado llenos de pecado y rebelión, se rinden a la soberanía de su amor. Pero el establecimiento completo del reino de su gloria no tendrá lugar hasta el segundo advenimiento de Cristo a este mundo. "Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todos los cielos" sean "dados al pueblo de los santos del Altísimo". Daniel 7:27. Ellos heredarán el reino preparado para ellos desde la fundación del mundo. Y Cristo tomará para sí mismo su gran poder y su reino.
Las puertas celestiales serán alzadas nuevamente y con diez mil veces diez mil y miles y miles de santos, nuestro Señor vendrá como: "Rey de reyes y Señor de los que gobiernan". 1 Timoteo 6:15. Jehová Emmanuel: "Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre." Zacarías 14:9. "He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos. . .y Dios mismo estará con ellos [como su Dios]." Apocalipsis 21:3.
Pero antes de su venida, Jesús dijo: " Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones". Mateo 24:14. Su reino no vendrá hasta que las buenas nuevas de su gracia hayan sido llevadas a todo el mundo. De modo que, a medida que nos entregamos a Dios y ganamos otras almas para él, aceleramos la venida de su reino. Solamente aquellos que se entrgan a su servicio diciendo: "Heme aquí, envíame a mí". Isaías 6:8, para abrir los ojos de los que no ven, para convertir a los hombres "de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios", Hechos 26:18 —pueden orar con sinceridad: "venga tu reino". Mateo 6:10.

Review and Herald, 14 de noviembre de 1912.

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