Sunday, September 9, 2012

La Familia del Cielo y de la Tierra: El Ministerio de los Ángeles Parte 9



Por Elena G. de White

"Se me ha mostrado que las victorias más grandes y las más señaladas derrotas ha dependido de lo que ocurrió en minutos. Dios requiere prontitud de acción, pero es en este punto que la mayor discirminación debe ejercitarse. Y si hay algo que se logre para cumplir el propósito, debe realizarse en el momento dorado. La menor inclinación del peso en la balanza debiera verse y debiera determinar el asunto inmediatamente.
Las largas demoras cansan a los ángeles. Es hasta más excusable el tomar una decisión errada algunas veces que el estar continuamente en una postura de indecisión, estar dudando, a veces inclinados en una dirección y después en la otra. Más perplejidad y misera resulta por causa de estar dudando y vacilando que por actuar demasiado rápidamente algunas veces." The Publishing Ministry, pág. 86.

"Dios debe ser honrado eb todo hogar cristiano con los safrificios matutinos y vespertinos de oración y alabanza. Debe enseñarse a los niños a respetar y a reverenciar la hora de oración. Es deber de los padres cristianos levantar mañana y noche, por oración ferviente y fe perseverante, un cerco en derredor de sus hijos. . . .

"¿Pasará por alto el Señor del cielo tales hogares, sin dejar una bendición en ellos? No, por cierto. Los ángeles ministradores guardarán a los niños así dedicados a Dios. Ellos oyen las alabanzas ofrecidas, y llevan las peticiones a Aquel que ministra en el santuario en favor de su pueblo y ofrece sus méritos en su favor." Consejos para los Maestros, págs. 105–106.

"Los ángeles miran a cada familia con intenso interés, para ver cómo son tratados los niños por sus padres, guardianes o amigos. ¡Cuánta administración errónea presencian en una familia entre cuyos padres hay divergencia!" El Hogar Adventista, pág. 284.

"En el hogar se echa el fundamento de la prosperidad que tendrá la iglesia. Las influencias que rijan la vida familiar se extienden a la vida de la iglesia. Por lo tanto, los deberes referentes a la iglesia deben comenzar en el hogar. Ibid., Pág. 287.

"El que se convierte en hijo de Dios ha de considerarse como eslabón de la cadena tendida para salvar al mundo. Debe considerarse uno con Cristo en su plan de misericordia, y salir con él a buscar y salvar a los perdidos." El Ministerio de Curación, pág. 72.

"Se está apoderando del mundo un afán nunca visto. En las diversiones, en la acumulación de dinero, en la lucha por el poder, hasta en la lucha por la existencia, hay una fuerza terrible que embarga el cuerpo, la mente y el alma. En medio de esta precipitación enloquecedora, habla Dios. Nos invita a apartarnos y tener comunión con él. 'Callad, y sabed que yo soy Dios.' . . .

"Nuestra necesidad no consiste en detenernos un momento en su presencia, sino en tener una relación personal con Cristo, sentarnos en su compañía." La Educación, pág. 254.

"El ideal que Dios tiene para sus hijos está por encima del alcance del más elevado pensamiento humano. El blanco a alcanzarse es la piedad, la semjanza a Dios." Mensajes para los Jóvenes, pág. 37.

"Jesús es la luz del mundo, y vosotros habéeis de amoldar vuestra vida a la suya. Hallaréis en Cristo fuerza para formar un carácter fuerte, simétrico, hermoso. Satanás no puede anular la luz que irradie de semejante carácter. El Señor tiene un trabajo para cada uno de nosotros. No ha dispuesto el que seamos sostenidos por la influencia de la alabanza y el halago humanos; él da a entender que cada alma debe mantenerse con la fuerza del Señor." Ibid., págs. 61–62.

"De siglo en siglo el Señor ha procurado despertar en las almas de los hombres el sentido de su fraternidad divina. Cooperad con él. Mientras que la desconfianza y la desunión llenan el mundo, tócales a los discípulos de Cristo revelar el espíritu que reina en los cielos.

"Hablad como él hablaría, obrad como él obraría. Revelad continuamente la dulzura de su carácter. Revelad aquellos tesoros de amor que son la base de todas sus enseñanzas y de todo su trato con los hombres. En colaboración con Cristo, los obreros más humildes pueden pulsar cuerdas cuyas vibraciones se percibirán hasta en los confines de la tierra y harán oír sus melodías por los siglos de la eternidad.

"Los seres celestiales aguardan para cooperar con los agentes humonos, a fin de revelar al mundo lo que pueden llegar a ser los humanos, y lo que, mediante la unión con lo divino, puede llevarse a cabo para la salvación de las almas que están a punto de perecer." El Ministerio de Curación, pág. 116.


Continuará. . .

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