Sunday, March 17, 2013
Las Bodas del Cordero Parte 5
Bodas en el Lugar Santísimo
"La iglesia es la propiead de Dios, y Dios se acuerda de ella continuamente a medida que ella se mantiene firme en el mundo, siendo acosada por las tentaciones de Satanás. Cristo nunca ha olvidado los días de su humillación. Al pasar de las escenas de su humillación, Jesús no ha perdido nada de su humanidad. Tiene el mismo amor tierno y compasivo, y siempre se compadece del sufrimiento humano. Siempre se acuerda de que él fue un varón de dolores, experimentado en quebranto. Él no se olvida del pueblo que lo representa, quienes se están esforzando para guardar su ley que ha sido pisoteada. Sabe que el mundo que lo odió a él, los odia a ellos. Aunque Jesucristo ha ascendido a los cielos, todavía existe una cadena viviente uniendo a sus creyentes a su propio corazón de amor infinito. Los más humildes y débiles están íntimamente unidos a su corazón mediante una cadena de simpatía. Nunca se olvida de que es nuestro Representante, de que lleva nuestra naturaleza." Review and Herald, 17 de octubre del 1893.
"Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." Hebreos 4:14-16.
La Parábola de las Diez Vírgenes
"Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir." Mateo 25:1-13.
"A menudo se me refiere a la parábola de las diez vírgenes, cinco de las cuales era prudentes y cindo fatuas. Esta parábola se ha cumplido y se volverá a cumplir al pie de la letra, porque tiene una aplicación especial para este tiempo, y, como el mensaje del tercer ángel, se ha cumplido y seguirá siendo verdad presente hasta el fin del tiempo.
"In la parábola, las diez vírgenes tenían lámparas, pero solamente cinco de ellas tenían el aceite salvador con el cual mantener sus lámparas ardiendo. Esto represwenta la condición de la iglesia." Review and herald, 19 de agosto del 1890.
Continuará. . .
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