Bodas en el Lugar Santísimo
La Parábola de las Diez Vírgenes
"Siempre han habido dos clases de personas entre los que profesan ser seguidores de Cristo. Mientras que una clase estudia la vida de cristo y fervientemente trata de corregir sus defectos y de amoldarse al Modelo, la otra desecha las verdades claras y prácticas que revelan sus errores." Christ Triumphant, pág. 321.
"No miréis a los ministros para que hagan vuestra obra; no durmáis como las vírgenes fatuas, que no tenían aceite en sus lámparas. Tened vuestras lámparas abastecidas con el aceite de la gracia de Cristo. Si todos en la iglesia dejasen que su luz resplandeciera sobre otros como Dios desea que she haga, qué obra se haría. Una iglesia viviente será una iglesia que trabaja. Traed vuestras facultades a Jesús; ejercitádlas. Pensad, meditad, velad, y orad. Una conexión íntima con Jesús aumentará vuestro poder para lograr mucho bien, vuestro intelecto será fortalecido. El tiempo que probará las almas de los hombres se encuentra justo frente a nosotros. Entonces no trendremos ningún Abogado que reprenda al diablo, y que ruegue en nuestro favor." Review and Herald, 22 de septiembre del 1896.
"En muchos lugares del oriente, las fiestas de bodas se realizan por la noche. El novio va al encuentro de su prometida y la trae a su cas. A la luz de las antorchas ls procesión nupcial va de la casa del padre de las esposa a la del esposo, donde se ofrece una fiesta a los huéespedes invitados. En la escena que Cristo contempla, un grupo de personas está esperando la aparición de los novios y su séquito con la intención de unirse a la procesión.
"Cerca de la casa de la novia se hallan diez doncellas vestidas de blanco. Cada una lleva un lámpara encendida (y una pequeña vasija para aceite. Todas están esperando con ansiedad la aparición del esposo. Pero se produce una demora. Transcurre una hora tras otra, y las que están esperando se cansan y se duermen. A la media noche se oye un clamor: 'He aquí el esposo viene; salid a recibirle.' De repente se despeirtan las que dormían y saltan sobre sus pies. Ven la procesión que avanza, alumbrada por las antorchas y alegrada por la música. Oyen la voz del esposo y de la esposa. Las diez vírgenes toman sus lámparas y comienzan a acondicionarlas, apresurándose a marchar. Pero cinco de ellas no habían llenmado sus vasijas de aceite. No presumieron que habría una demora tan larga, y no se habían preparado para la emergencia. Afligidas, se dirigieron a sus compañeras más prudentes, diciendo: 'Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan'. Pero las otras cinco, con sus lámparas recién aderezadas, habían vaciado sus vasijas. No tenían aceited de sobra, y respondieron: 'Porque no nos falte a nosotras y a vosotras, id antes a los que venden, y comprad para vosotras'.
"Mientras iban a comprar, la procesión avanzó y las dejó atrás. Las cinco que tenían sus lámparas encendidas se uniéron a la muchedumbre, entraron en la casa con el séquito nupcial, y la puerta se cerró. Cuando las vírgenes fatuas llegaron al salón del banquete, recibieron un rechazamiento inesperado. El jefe de la fiesta declaró: 'No os conozco'. Fueron dejadas afuera, en la calle desierta, en las tinieblas de la noche." Palabras de Vida del Gran Maestro págs. 335-336.
Continuará. . .
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