Nota de la Redacción: Entramos ahora en un estudio muy interesante acerca de las tribus de Israel, la victoria sobre el pecado en Cristo, y los 144,000, la guardia de honor personal de Cristo en la eternidad.
Este tema se extenderá a lo largo de varios artículos extensos, que no agotarán el tema pero le proveerán al lector suficiente información para después seguir estudiando.
La mayor parte de estos estudios estarán basados en la Bilia, los escritos del espíritu de profecía, y
lo que escribieron algunos de los pioneros adventistas.
"El interés del cielo se centra en aquellos pocos que reciben la marca del gran Jehová. De hecho, esta pequeña compañía, ciento cuarenta y cuatro mil en número, es la clase de personas más interesante que se presenta en la Palabra de Dios. Juan, en el versículo que abre el capítulo catorce [de Apocalipsis], los ve a medida que se reúnen alrededor del Salvador sobre el Monte de Zión. La Palabra de Dios traza su historia muy minuciosamente." The Story of the Seer of Patmos, por Stephen Nelson Haskell, pág. 247.
"Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud." Santiago 1:1.
"Pero, dirá alguno, los 144,000 no pueden pertenecer a la presente generación, ni reunidos durante la dispensación del Evangelio; porque fueron sellados de las doce tribus de los Hijos de Israel. the twelve tribes of the children of Israel. Un respuesta suficiente para esto se encuentra en los escritos de Santiago. Él, escribiendo en el año 60 de la era cristiana, a Cristianos, y para el beneficio de cristianos, y llevándonos en el tiempo hasta la venida de Cristo, dirige su epístola a las doce tribus que están dispersas. Por lo tanto, es evidente, que los cristianos son contados como perteneciendo a las doce tribus." Urías Smith, The Biblical Institute, 19.
Rubén [Ved el hijo]
Y concibió Lea, y parió un hijo, y llamó su nombre Rubén, porque dijo: Ya que ha mirado Jehová mi aflicción; ahora por tanto me amará mi marido.
"El carácter es poder. El testimonio silencioso de una vida sincera, abnegada y piadosa, tiene una influencia casi irresistible. Al revelar en nuestra propia vida el carácter de Cristo, cooperamos con él en la obra de salvar almas, solamente revelando en nuestra vida su carácter, podemos cooperar con él." Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 275.
"El Señor llama a los individuos de acuerdo a su carácter, y ya que él escogió los nombres de los doce hijos de Jacob,—de donde rpovinieron las doce tribus de israel,—como nombres de las doce divisiones de los ciento cuarenta y cuatro mil, debe haber algo en el carácter de los hijos de Jacob y de las doce tribus de Isarel que es digno de un estudio cuidadoso.
"Hay una importancia en los nombres de las personas que le son asignados a ellas por el Señor. El nombre de Jacob no fue cambiado a Israel hasta que después de una lucha larga y agotadora, él prevaleció con Dios y con los hombres. Fue después de que José había entregado todas sus posesiones para suplir las necesidades de la causa de Dios, que fue llamado Bernabé, "hijo de consolación".
"La compañía de los ciento y cuarenta y cuatro mil, que será redimida de entre los hombres cuando el Salvador venga, y que por toda la eternidad seguirá "al Cordero por dondequiera" que vaya, entrará en la ciudad en doce compañías, cada una llevando el nombre de una de las tribus de Israel. Por esto nos damos cuenta de que había una importancia especialen los nombres que les fueron dados a cada uno de los hijos de Jacob." Stephen N. Haskell, The Cross and Its Shadow, págs. 287-288.
"No hay santificacióm bíblica para los que desechan una parte de la verdad. La Palabra de Dios da bastante luz para que nadie necesite errar." Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 113
"Nos costará esfuerzo obtener la vida eterna. Seremos vencedores únicamente mediante un esfuerzo largo y perseverante, intensa disciplina y severo conflicto. Pero si con paciencia y resolución, en el nombre del Vencedor que obtuvo la victoria en nuestro favor en nuestro favor en la tentación y en el desierto, vencemos como él venció, obtendremos la recompensa eterna." Joyas de los testimonios, tomo 1, págs. 115-116.
"Y salió Israel, y plantó su tienda más allá de Migdal-edar. Aconteció que cuando moraba Israel en aquella tierra, fue Rubén y durmió con Bilha la concubina de su padre; lo cual llegó a saber Israel. Ahora bien, los hijos de Israel fueron doce: los hijos de Lea: Rubén el primogénito de Jacob; Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. Los hijos de Raquel: José y Benjamín. Los hijos de Bilha, sierva de Raquel: Dan y Neftalí. Y los hijos de Zilpa, sierva de Lea: Gad y Aser. Estos fueron los hijos de Jacob, que le nacieron en Padan-aram." Génesis 35:21-26.
"Rubén, tú eres mi primogénito, mi fortaleza, y el principio de mi vigor; Principal en dignidad, principal en poder. Corriente como las aguas, no seas el principal; Por cuanto subiste al lecho de tu padre: Entonces te envileciste, subiendo á mi estrado." Génesis 49:3-4. [Nota de la Redacción: La palabra hebrea pachaz que se traduce como "corriente" o inestable, tiene un mal significado en otras partes de las Escrituras, siendo aplicada a una conducta licensiosa y disoluta. Véase Jueces 9:4; Sofonías 3:4; Jeremías 23:14, 32; Jeremías 29:23.]
"En cada familia israelita de la antigüedad el hijo mayor heredaba, como su derecho de primogenitura, una doble porción de la fortuna de su padre, y el honor de oficiar como sacerdote en la casa de su padre; y lo que era de mayor valor para todo verdadero hijo de Abraham que la riqueza o la posición terrenal, heredaba la primogenitura espiritual, que le confería el honor de ser el progenitor del Mesías prometido.
"Pero Rubén, el mayor de los hijos de Jacob, como su tío Esaú, tuvo en poco la primogenitura, y en una hora de impetuosa imprudencia cometió adulterio con la esposa de su padrem un pecado que el apóstol Pablo dijo "cual ni aun se nombra entre los gentiles" [1 Cor. 5:1] o los paganos.
"A causa de ese pecado, —la primogenitura tempral, la doble porción de la herencia terrenal de Jacob— le fue dada a José; el sacerdocio a Leví; y sobre Judá, el cuarto hijo de Jacob, fue conferido el honor de convertirse en el progenitor de Cristo." The Cross and Its Shadow, pág. 288.
"Esaú había menospreciado las bendiciones del pacto. Había preferido los bienes temporales a los espirituales, y obtuvo lo que deseaba. Se separó del pueblo de Dios por su propia elección. Jacob había escogido la herencia de la fe." Patriarcas y Profetas, pág. 208.
Continuará.
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