La armadura de Dios
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Efesios 6:10-18.
El Apresto del Evangelio de Paz
Pies calzados en preparación para la acción
Calzados con los zapatos del Evangelio—"Hermano mío, siento un intenso deseo de que Ud. sea un hombre según el corazón de Dios. Ud. debe realizar cambios en su vida. Tiene una verdad reciocísima que presentar, pero debe calzarse con los zapatos del Evangelio: debe tener sus piez calzados con 'el apresto del Evangelio de la paz' (Efesios 6:15)." El Evangelismo, pág. 463.
"La formación de pequeñas compañías como una base de esfuerzo cristiano ha sido presentaa ante mi por Uno que no puede errar. Hay muchos en la iglesia. Que los miembros formen pequeñas compañías para trabajar no solamente por los miembros de iglesia sino tambiéb por los no creyentes." Australasian Union Conference Record, 15 de agosto del 1902.
"Debemos ser cristianos fervorosos y sinceros, debemos realizar fielmente los deberes puestos en nuestras manos y contemplar siempre a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. Nuestra recompensa no depende de nuestro éxito aparente sino del espíritu con el cual trabajamos." El Evangelismo pág. 468.
Continuará. . .
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