La armadura de Dios
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Efesios 6:10-18.
Así como el apresto del evangelio de paz está diseñado no solamente para que testifiquemos acerca de la verdad tal como es en Jesús sino para que también nos mantengamos firmes sobre la roca de las promesas de Dios.
Nos protegerán cuando caminamos por los lugares difíciles en nuestra gran jornada, y nos ayudarán a mantenernos firmes en el fragor de la batalla, así el escudo de la fe puede defendernos de muchos ataques y de sufrir derrotas en la batalla espiritual diaria.
Los soldados romanos utilizaban varios tipos de escudos. El tipo al que se refiere Pablo en el texto de Efesios es en el griego, Thureos, un escudo que era aproximadamente, unos dos pies y medio de ancho y de alto, y estaba diseñado para proteger todo el cuerpo del soldado. El escudo estaba hecho de una pieza sólida de madera recubierta de metal o de cuero grueso.
Pablo representa nuestra fe con este escudo. No es fe en el hombre, no es fe en nosotros mismos, sino fe en Dios. La importancia de nuestra fe depende del objeto sobre el cual está depositada. Si el objeto de nuestra fe es tan frágil como nosotros, entonces nuestra fe está cifrada en una caña cascada.
La fe cristiana es infinitamente poderosa porque el objeto de esa fe es Jesucristo, quien es el Dios infinito. Nuestra fe nunca puede fallar porque Aquel en quien nuestra fe está cifrada nunca falla.
Continuará...
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