Thursday, September 14, 2017

La Obra y los Obreros—Parte 1


     Dios escoge a sus obreros de todas las clases de personas, y los imbuye con su propio Espíritu. Así fue en tiempos antiguos. Los hombres y mujeres  seleccionados por Dios eran personas de intenso fervor, llenos de celo. . . .
     Como un panorama, pasaron delante de mí ciudades y pueblos, donde se acamparon tiendas grandes y pequeñas. Había obreros en el ministerio que presentaban la verdad, no en largos y laboriosos discursos, sino en breves discursos que llegaban al punto, y luego llamaban a todos los que no estaban satisfechos de que estaban preparados para la venida de Cristo y todos los que se sentían trabajados y cargados, a que entraran en una tienda aparte por sí mismos. Esta es la obra que hay que hacer. Que los que son espirituales conversen con esas pobres y preciosas almas. Oren con ellos y por ellos. Emprendan la obra; no la abandonen. Visiten de casa en casa, guardando sus propias almas en el amor de Dios.
     Que cada uno siga al Señor, y no busque obligar a nadie a hacer una obra que usted cree que debe hacer. Esa es la obra que se debe hacer en las ciudades y pueblos. Entonces, cuando las almas acepten la verdad, no deben dejarse sin trabajo ni estímulo. Sus pies han de ser plantados sobre la roca eterna. Advocate, 1 de marzo de 1899.


Continuará...

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