Thursday, October 25, 2018

La Obediencia Trae Paz y Felicidad

Ante nosotros se presenta la maravillosa posibilidad de ser como Cristo, obedientes a todos los principios de la ley de Dios. Pero por nosotros mismos somos totalmente impotentes para alcanzar esa condición. Todo lo que es bueno en los seres humanos viene a ellos a través de Cristo. La santidad que la Palabra de Dios declara que debemos tener antes de poder ser salvos es el resultado de la obra de la gracia divina cuando nos inclinamos en sumisión a la disciplina y la influencia restrictiva del Espíritu de verdad.
La obediencia de la humanidad puede hacerse perfecta solo con el incienso de la justicia de Cristo, que llena con la fragancia divina todo acto de verdadera obediencia. La parte del cristiano es perseverar en vencer todas las faltas. Constantemente él o ella debe orar al Salvador para que cure los trastornos de su alma enferma. No tienen la sabiduría ni la fortaleza sin la cual los mortales no pueden vencer. Éstas pertenecen al Señor, y Él las otorga a aquellos que, en humillación y arrepentimiento, lo buscan por ayuda. . . .
La razón por la que muchos quienes una vez conocieron y amaron al Salvador ahora están en la oscuridad, vagando lejos de Él, es porque en la confianza en sí mismos y en la autosuficiencia han seguido sus propias inclinaciones. No anduvieron en el camino del Señor, el único camino de paz y felicidad. A causa de la desobediencia, se apartaron de recibir Sus bendiciones, cuando por media de la obediencia pudieron haber avanzado en Su fortaleza.
La abundante evidencia dada por Dios de que Él desea la salvación de todos será la condena de aquellos que rechazan el don del cielo. En el último gran día, cuando todos serán recompensados o castigados de acuerdo con su obediencia o desobediencia, la cruz del Calvario aparecerá claramente frente los que están ante el Juez de toda la tierra para recibir la sentencia eterna. Se los hace comprender algo del amor que Dios ha expresado por los seres humanos caídos. Ven cuán grandemente ha sido deshonrado por aquellos que han continuado en la transgresión, eligiendo el bando de Satanás y despreciando la ley de Jehová. Ven que la obediencia a esa ley les habría traído vida y salud, prosperidad y bien eterno.
Review and Herald, 15 de marzo del 1906.
Concluido.

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