Wednesday, February 24, 2021

Llene la Mende de la Promesas de Dios

 

"Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación." Romanos 10:10. Según esto, hay algo que creer, también algo que confesar. El corazón debe aceptar primero la verdad tal como es en Jesús. Este es el fundamento de la verdadera religión.
Entonces comienza a sentirse la convicción del pecado; el alma enferma de pecado, sintiendo la necesidad de un médico, acude a Jesús de Nazaret para pedirle perdón. Emprendiendo la batalla contra el enemigo, busca en Jesús la fuerza para resistir la tentación. Vela en oración y escudriña las Escrituras. Las verdades de la Biblia se ven bajo una luz nueva e intensamente interesante, y el Espíritu de Dios le abre su solemne importancia. Estudia la vida de Cristo, y cuanto más claramente discierne la inmaculada pureza del carácter del Salvador, menos confianza tiene en su propia bondad; cuanto más fija y atentamente contempla a Jesús, menos ve perfección en sí mismo.
Su justicia propia desaparece, y cae, desamparado y quebrantado, sobre la Roca, Cristo Jesús. El tentador lo presionará mucho y, en ocasiones, puede tener sentimientos de desánimo y sentirse tentado a pensar que Dios no lo aceptará; pero, tomando a Dios en Su palabra y suplicando Sus seguras promesas, se abre paso a través de la oscuridad hacia la clara luz del sol del amor de Cristo.
"Con la boca se confiesa para salvación". Si el corazón es en verdad el tesoro de la gracia y del amor de Cristo, éstos se expresarán en las palabras y en el comportamiento. Habrá una atracción constante hacia Cristo. Todos serán probados; de ahí la necesidad de la gracia divina y de una fe y unos principios religiosos sólidos. Los labios deben ser santificados, para que las palabras pronunciadas sean pocas y bien escogidas.
A menudo, los cristianos profesos se acarrean una gran debilidad espiritual al espaciarse en sus pruebas y agravios.
El asunto no solo se magnifica con cada repetición, sino que con tanta seguridad se separan de Jesús como se permiten transgredir en este particular. Satanás busca atraer su atención hacia sí mismos y hacerles creer que no son apreciados.
Empiezan a compadecerse y a sentir lástima por sí mismos y a perder la fe y la confianza en Jesús; y como resultado, se apartan de Aquel que les pide que echen sus cargas sobre él.
A los tales les diríamos: Cuenten lo que Dios ha hecho por ustedes. Díganle a Satanás que no confían en su propia justicia, sino en la justicia de Cristo. Mantengan la mente llena de las preciosas promesas que se encuentran en la Biblia, y cuando Satanás venga como un rio para abrumarlo, enfréntenlo con el arma que la Palabra de Dios ha provisto, "Escrito está". Eso romperá su poder y les dará la victoria. Historical Sketches, págs. 129-130.

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