No a Condenar Sino a Salvar

 

Hay almas que tiemblan en la incredulidad. Preguntan: "¿Cómo puedo saber que Dios está reconciliado conmigo? ¿Cómo puedo estar seguro de que Él me ama y me perdona?" No les corresponde, ...el hacerse justos ante Dios. Jesús les invita a venir a Él con todas sus cargas y perplejidades. . . . Acepten la promesa y la provisión que Dios ha hecho. . . . Aparten la mirada de si mismos hacia Jesús; porque en Cristo se revela el carácter del Padre.

La sangre de Cristo en eficacia eterna es nuestra única esperanza, porque sólo a través de Sus méritos tenemos perdón y paz.

El carácter de Dios revelado por Cristo invita nuestra fe y amor, porque tenemos un Padre cuya misericordia y compasión no fallan. En cada paso de nuestro viaje hacia el cielo, Él estará con nosotros para guiarnos en cada perplejidad, para ayudarnos en cada tentación.

Su razón e imaginación deben estar tocadas por el poder vivificante de Cristo, para que se impriman en ellas formas de belleza y verdad. Hay grandes y preciosas verdades que exigen vuestra contemplación, a fin de que tengamos un fundamento sólido para nuestra fe teniendo un correcto conocimiento de Dios. ¡Oh, que el buscador superficial y vano de la verdad supiera que el mundo por sabiduría, por mucho que la adquiera, no conoció a Dios!

Es apropiado tratar de aprender todo lo que sea posible de la naturaleza, pero no dejen de mirar de la naturaleza a Cristo para obtener la representación completa del carácter del Dios viviente. Por la medio de la contemplación de Cristo, por la conformidad a la semejanza divina, sus concepciones del carácter divino se expandirán, y su mente y su corazón serán elevados, refinados y ennoblecidos....Apunten alto, no confiando en la sabiduría humana, sino viviendo día tras día mirando a Aquel que es invisible, haciendo su trabajo como a la vista de las inteligencias del cielo. . . .

El que depende constantemente de Dios mediante la confianza sencilla y la confianza piadosa, estará rodeado de los ángeles del cielo. El que vive por la fe en Cristo será fortalecido y sostenido, capaz de pelear la buena batalla de la fe y de echar mano de la vida eterna. In Heavenly Places, pág. 16.