Tuesday, February 6, 2024

Nuestras Oraciones Alcanzan al Trono de Dios

 

Mediante sus fervientes oraciones de fe pueden mover el brazo que mueve al mundo. Pueden enseñar a sus hijos a orar eficazmente mientras se arrodillan a su lado. Que sus oraciones se eleven al trono de Dios: “Perdona, oh Señor, a tu pueblo, y no entregues tu herencia al vituperio, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué dirán entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?”

Dios está obrando. Él hace maravillas, y aunque es alto y sublime, la oración puede llegar a Su trono. El que vuelve y trastorna, el que puede hacer cosas maravillosas, considerará la oración contrita de fe del más humilde de sus hijos.

La palabra que le fue dicha a Jesús en el Jordán: “Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”, abarca a la humanidad. Dios le habló a Jesús como a nuestro representante. Con todos nuestros pecados y debilidades, no somos descartados como inútiles. “Él nos hizo aceptos en el Amado”. Efesios 1:6. La gloria que reposó sobre Cristo es prenda del amor de Dios por nosotros. Nos habla del poder de la oración, de cómo la voz humana puede llegar al oído de Dios y cómo nuestras peticiones encuentran aceptación en los atrios del cielo. Por el pecado, la tierra fue separada del cielo y alejada de su comunión; pero Jesús la ha conectado nuevamente con la esfera de gloria. Su amor ha rodeado al hombre y ha llegado al más alto cielo. La luz que cayó desde los portales abiertos sobre la cabeza de nuestro Salvador caerá sobre nosotros mientras oramos pidiendo ayuda para resistir la tentación. Prayer, págs. 86-87.

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