Tuesday, July 16, 2024

La Oración Ferviente

 

 
La oración es abrir el corazón a Dios como a un amigo. El ojo de la fe podrá discernir a Dios muy de cerca, y el suplicante podrá obtener evidencias preciosas del amor y el cuidado divino por él.

Pero, ¿por qué tantas oraciones nunca son contestadas? El Señor nos da la promesa: "Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón" (Jeremías 29:13).
Nuevamente, él habla de algunos que "no clamaron a mí con su corazón" (Oseas 7:14).  Tales peticiones son oraciones formales, sólo de labios para afuera, que el Señor no acepta....

Es necesaria la oración, la oración más ferviente, perseverante y agonizante, una oración como la que ofreció David cuando exclamó:
"omo el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía" "He aquí yo he anhelado tus mandamientos;
Vivifícame en tu justicia." "He deseado tu salvación, oh Jehová, Y tu ley es mi delicia." " Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová"
"Quebrantada está mi alma de desear Tus juicios en todo tiempo". (Salmo 42:1; 119:40, 119:20).

Ese es el espíritu de la oración que lucha, como la que poseyó salmista rey....     
Acerca de Cristo, se dijo: "Y estando en agonía, oraba más intensamente" (Lucas 22:44).

En qué contraste con esta intercesión de la Majestad del cielo están las oraciones débiles y desalmadas que se ofrecen a Dios. Muchos se contentan con hablar de labios para afuera, y pocos tienen un anhelo sincero, ferviente y afectuoso por Dios.
La comunión con Dios imparte al alma un conocimiento íntimo de Su voluntad....   

La verdadera oración involucra las energías del alma y afecta la vida. Quien así derrama sus necesidades ante Dios siente el vacío de todo lo demás bajo el cielo.  
"Señor, delante de ti están todos mis deseos," dijo David, "Y mi suspiro no te es oculto". "Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;"
"Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí" (Salmo 38:9; 42:2, 4).  
     
Sus oraciones pueden elevarse con una importunidad que no aceptará negación. Eso es fe.  In Heavenly Places, pág. 73 

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