Thursday, November 26, 2009
En Defensa de la Ley de Dios
Por Jeff Wehr
Jesús dijo, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasarán de ningún modo de la ley, hasta que todo se haya realizado. Por tanto, cualquiera que suprima uno de estos mandamientos aun de los más insignificantes, y enseñe así a los hombres, será llamado el menor en el reino de los cielos; mas cualquiera que los cumpla y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.” Mateo 5:17–19.
Me he sentido impulsado a escribir esta serie de artículos en defensa de los Diez Mandamientos porque:
– La ley de Dios es: santa, justa y buena [y] espiritual. Véase Romanos 7:12, 14.
– Todos seremos juzgados por esa “ley de la libertad”. Santiago 2:12.
– Jesús venció y condenó al pecado en nuestra carne y sangre “para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, los que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” Romanos 8:4.
– Vivimos en un mundo donde la desobediencia abunda.
– Muchos en la cristiandad enseñan que los cristianos no están bajo ninguna obligación de guardar la ley moral de Dios.
– El papado da a entender que tiene la autoridad para cambiar la ley de Dios.
– Muchos protestantes están trabajando actualmente con el Vaticano para legislar leyes dominicales obligatorias, que no son ni constitucionales ni bíblicas.
Muchos de los más respetados eruditos cristianos han reconocido las demandas obligatorias de los Diez Mandamientos de Dios.
Dwight L. Moody dijo: “La ley que fue dada en el Sinaí no ha perdido su solemnidad. El tiempo no puede borrar su autoridad o el hecho de su autoridad . . . Nunca he conocido a un hombre honesto que le haya encontrado defectos a los Diez Mandamientos . . . Los Mandamientos de Dios dados a Moisés en el monte en Horeb son obligatorios hoy, como siempre lo han sido desde el tiempo en que fueron proclamados a los oídos del pueblo.” Weighed and Wanting, págs. 11, 15.
El fundador de la Iglesia Presbiteriana, John Calvin, dijo: “No debemos imaginar que la venida de Cristo nos ha liberado de la autoridad de la ley, porque es la regla eterna de una vida devota y santa y por lo tanto es tan inalterable como la justicia de Dios, la cual ésta abarca, y es constante y uniforme.” Calvin’s Comment en Mateo 5:17 y Lucas 16:17, en el Commentary on a Harmony of the Gospels, tomo 1, pág. 277.
El predicador bautista Charles Spurgeon dijo: “La ley de Dios debe ser perpetua. No ha sido abrogada, ni reformada. No debe ser atenuada o ajustada a nuestra condición caída; porque cada uno de los juicios justos del Señor permanecerá para siempre . . . Para mostrar que él nunca intentó abrogar la ley, nuestro Señor Jesús personificó todos sus requerimientos en su propia vida.” Branson, In Defense of the Faith, págs. 21–22.
El metodista, Dr. Adam Clarke escribió: “De manera que parece que el hombre no puede tener una noción verdadera del pecado sino es solamente por medio de la ley de Dios . . . Y nótese que la ley no sólo llenó este propósito únicamente entre los judíos en los días del apóstol; sino que también es tan necesaria para los gentiles en esta hora presente. Tampoco encontramos que el verdadero arrepentimiento toma lugar donde la ley moral no es predicada o puesta en vigor. Los que predican el Evangelio solamente a los pecadores, en el mejor de los casos, sólo curan ligeramente el quebranto de la hija de mi pueblo. Por lo tanto, la ley, es el gran instrumento en las manos del ministro fiel para alertar y despertar a los pecadores, y con toda seguridad, él puede mostrar que cada pecador está bajo la ley, y por consiguiente, bajo su maldición, los que no se han refugiado para asirse de la esperanza puesta delante de nosotros por el Evangelio: porque también en ese sentido, Jesucristo es el fin de la ley para justicia a todos los que creen. (Véase Romanos 7:13.)” A Commentary and Critical Notes, New York: Lane and Scott, pág. 1851.
El erudito presbiteriano Dr. Albert Barnes escribió: “De aquí aprendemos: [1. Que toda la ley de Dios es obligatoria para los cristianos. Compárese con Santiago 2:10. [2. Que todos los mandamientos de Dios deberían ser predicados en su lugar apropiado por los ministros cristianos. [3. Que aquellos que pretenden que hay leyes de Dios tan pequeñas que no necesitan ser obedecidas, no son merecedores de su reino. Y [4. Que la verdadera piedad respeta todos los mandamientos de Dios. Compárese con el Salmo 119:6.” Barnes, Commentary, nota sobre Mateo 5:19.
El gran predicador John Wesley escribió: “La ley ritual o ceremonial, dada por Moisés a los hijos de Israel, conteniendo todas las ordenanzas y preceptos que se relacionaban con los sacrificios antiguos y con el servicio del templo, el Señor ciertamente vino a destruir, disolver y a abolir completamente. Todos los apóstoles testifican acerca de esto. . . Esta ‘escritura de ordenanzas’ nuestro Señor la borró, la quitó y la clavó a la cruz. Véase Colosenses 2:14.
Pero él no quitó la ley moral contenida en los Diez Mandamientos y puesta en vigor por los profetas. No fue el propósito de su venida revocar ninguna parte de ella. Esta es una ley que nunca puede ser quebrantada, que permanece ‘como un testigo fiel en el cielo.’ La ley moral se perpetúa sobre un fundamento completamente diferente de la ley ritual o ceremonial . . . Cada parte de esta ley debe permanecer en vigor para toda la humanidad en todas las edades, sin depender ya sea del tiempo, el lugar o cualquier otra circunstancia susceptible a cambio; sino en la naturaleza de Dios y en la naturaleza del hombre y en su relación inmutable del uno con el otro.” Sermons on Several Occasions, tomo 1, págs. 221–222.
En otro lugar, John Wesley dijo: “La más sorprendente de todas las circunstancias que acompañan a este poderoso engaño, es que los que se han entregado a éste, ¡realmente creen que honran a Cristo al destruir su ley y que están magnificando su ministerio mientras están arruinando su doctrina! Sí, ellos lo honran de la misma manera en que lo hizo Judas cuando dijo: ‘Salve Maestro,’ y lo besó’. Véase Mateo 26:49. Y él puede decirle tan justamente a cada uno de ellos: ‘¿Con un beso entregas al Hijo del Hombre?’ Lucas 22:48. No es nada más que traicionarlo con un beso, al hablar de su sangre y quitarle su corona; ver la luz por cualquier parte de su ley bajo el pretexto de avanzar su Evangelio. Ciertamente, nadie que predique la fe de esta manera, ya sea directa o indirectamente y tienda a poner a un lado cualquier rama de obediencia, puede escapar de esta acusación y el que predica a Cristo como para anular o debilitar en cualquier manera, el menor de los mandamientos de Dios.” Works of Wesley, tomo 1, págs. 225–226.
Entonces, ¿qué es la ley de Dios? Los Diez Mandamientos de Dios son sus reglas morales que gobiernan su creación. Los primeros cuatro mandamientos, definen nuestra amorosa relación con Dios y los últimos seis, nuestra amorosa relación con nuestro prójimo. Si estos mandamientos fueran guardados estrictamente, producirían comunidades llenas de decencia y tranquilidad doméstica. No habría idolatría, profanidad, quebrantamiento del sábado, desobediencia a los padres, asesinato, adulterio, robo, mentira o codicia. ¿Le gustaría vivir en una comunidad como esa?
La ley de Dios es eterna e inmutable como Dios mismo. La Biblia dice, “Fieles son todos sus mandamientos, afirmados eternamente y para siempre.” “Y eterno es todo juicio de tu justicia”. Salmo 111:7–8; 119: 160.
Algunos enseñan que la ley de Dios ha sido abolida, pero Jesús dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasarán de ningún modo de la ley, hasta que todo se haya realizado.” Mateo 5:17–18. Jesús dijo acerca de sí mismo: “Yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”. Juan 15:10. De hecho, el profeta Isaías dijo con respecto al Salvador: “Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla.” Isaías 42:21. ¿Magnificó Jesús la ley y la honró al abolirla? ¡En ninguna manera! Cristo vino y vivió una vida sin pecado “para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, los que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” Romanos 8:4.
Entonces, ¿cómo magnificó Cristo la ley? Jesús dijo: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” Mateo 5:27–28. ¿Abolió Jesús el séptimo mandamiento? ¡Ciertamente no! Él hizo justamente lo opuesto. Cristo definió el adulterio más allá del acto físico. Él magnificó la ley al declarar que usted puede cometer adulterio en su corazón.
Nunca en las Escrituras, ninguno de los Diez Mandamientos es minimizado o abolido. Pablo hace la misma pregunta acerca de si la ley es abolida. “¿Luego invalidamos la ley por medio de la fe?” ¿Cuál es la respuesta? “¡En ninguna manera!, sino que afianzamos la ley”. Romanos 3:31.
A través de la Biblia, la ley de Dios es exaltada. Pablo dijo: “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. . . Porque sabemos que la ley es espiritual . . . me deleito en la ley de Dios”. Romanos 7:12, 14, 22. Pablo no nos dice que la ley fue santa, buena y espiritual. Él declara que la ley es santa, buena y espiritual. Después de todo, el salmista dice: “La ley de Jehová es perfecta, que reconforta el alma”. Salmo 19:7. Y Salomón escribió: “La conclusión de todo el discurso oído es ésta: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.” Eclesiastés 12:13.
El amado Juan declara: “El que dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.” 1 Juan 2:4. Santiago dice: “Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero ofende en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también dijo: No cometerás homicidio. Ahora bien, sí no cometes adulterio, pero cometes homicidio, ya te has hecho transgresor de la ley.” Santiago 2:10–11.
Cuando un joven vino a Jesús y le preguntó cómo podía recibir la vida eterna, Jesús le dijo, “Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”. Mateo 19:17.
Cuando Jesús reprendió a los líderes religiosos de su tiempo por su hipocresía, él dijo, “¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre”. Mateo 15:3–4.
Estos principios morales existieron mucho antes de la entrada del pecado y la creación de este mundo. La Biblia dice: “Toda injusticia es pecado”. 1 Juan 5:17. “El pecado es infracción de la ley”. 1 Juan 3:4. “Pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión”. Romanos 4:15. Y “no se imputa donde no hay ley”. Romanos 5:13. Por lo tanto, donde hay pecado están las demandas obligatorias de la ley de Dios.
El pacto que Dios quiere hacer con nosotros incluye su ley. La Biblia dice, “Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y las inscribiré en sus mentes, y nunca más me acordaré de sus pecados e iniquidades.” Hebreos 10:16–17. Véase también Jeremías 31:33.
Dios quiere escribir su ley en nuestros corazones y mentes. Él quiere que no sólo conozcamos sus mandamientos (en la mente) sino que los amemos (en nuestro corazón.) Pablo dice, “me deleito en la ley de Dios”. Romanos 7:22.
Santiago dijo: “Si en verdad cumplís la ley regia, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis”. Santiago 2:8. Se requiere amor para guardar los mandamientos de Dios. Como Jesús dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y gran mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas”. Mateo 22:37–40.
Pablo declara que el “objetivo” o el cumplimiento “de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida”. 1 Timoteo 1:5. Otra vez Pablo escribe, “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque lo de: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta máxima se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que la plenitud de la ley es el amor.” Romanos 13:8–10.
Al final, Dios tendrá nuevamente un pueblo que por su gracia guardará todos los Diez Mandamientos . La Biblia declara: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” “Entonces el dragón se encolerizó contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.” Apocalipsis 14:12; 12:17.
Estos santos de los últimos días escogerán guardar sus mandamientos porque:
– Cristo es digno de nuestra obediencia;
– queremos agradar al que nos creó y murió por nosotros;
– deseamos mostrar nuestro amor tanto a Dios como al hombre;
– los mandamientos son una delicia.
– queremos estar protegidos de los resultados seguros que trae su transgresión;
– debemos prepararnos a través de la gracia divina, para vivir a la vista de un Dios santo; y
– necesitamos prepararnos mediante la fe para vivir en armonía con los ángeles santos y los habitantes de los mundos no caídos. Después de todo: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para poder tener acceso al árbol de la vida y para entrar por las puertas en la ciudad.” Apocalipsis 22:14.
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