Monday, May 24, 2010

Una Generación Escogida---Parte 1


Por Ron Spear
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” 1 Pedro 2:9
¡Qué oportunidad tan maravillosa ha ofrecido Dios a los adventistas del séptimo día! Somos una generación escogida, escogida para ser la última generación. Por seis mil años, el problema del pecado ha estado haciendo estragos. Billones de personas han vivido, sufrido y muerto en este mundo maldecido por el pecado. Pero sólo unos pocos pueden ser considerados como su pueblo peculiar, que ha respondido al llamado de Dios a salir de las tinieblas a la luz resplandeciente del Evangelio—el plan divino para salvar a todos los que están dispuestos a obedecer todas las verdades conocidas, a través del poder del Espíritu Santo. Mientras estuvo aquí en nuestra carne y naturaleza caída, Jesús dijo: “Porque muchos son llamados, y pocos escogidos”. Mateo 22:14. Él vino a mostrar que cuando nuestra humanidad caída y degradada es combinada con la Divinidad, todos pueden vencer cada tentación como él venció. Él salva al pecador de sus pecados, no en sus pecados. Véase Mateo 1:21. Aceptamos su plan para salvarnos de nuestros pecados. Creemos fervientemente que él tiene el poder de guardarnos de pecar y entonces somos justificados instantáneamente. La santificación ha comenzado. Ahora el Espíritu Santo puede sostenernos en la relación de la justificación mientras estemos dispuestos a someter nuestra voluntad a la obediencia de toda la verdad conocida. Véase Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 429, 464. Sin nuestro deseo y determinación de obedecer, no puede haber justificación. Escuche como Dios nos habla a través de su profetisa de los últimos días, Elena de White:
“Se describe a Cristo como quien lleva los pesares y dolores causados por el pecado, y él hace esto no sólo como nuestro amigo que simpatiza con nosotros, sino como nuestro sustituto. Por lo tanto, nuestros pecados de egoísmo, de carácter inamistoso, de indolencia, de malos hábitos y malas prácticas, deben ser eliminados positiva y firmemente. El que se desliga de Satanás no debe dar lugar a sus tentaciones. Consideren las almas que van a Cristo que él es quien lleva los pecados . . . Que el alma arrepentida se aferre por fe del recurso preparado para salvarla no en sus pecados sino de sus pecados. Cristo, como el que lleva los pecados, debe quitar los pecados y rescatar al pecador de su malsana condición espiritual.” Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 7, pág. 952.
Somos su pueblo peculiar por nuestra obediencia a toda la verdad conocida —la forma en que vestimos, nuestra manera de comer, de pensar y de hablar. Nuestra salvación nunca puede estar segura si vivimos descuidadamente en la carne. Debemos vivir por el Espíritu del Dios viviente—el Espíritu que Dios ha prometido enviar a todos los que están esforzándose por obtener la perfección y la santidad.
“Porque la mentalidad de la carne es muerte, pero la mentalidad del Espíritu es vida y paz. Por cuanto la mentalidad de la carne es enemistad contra Dios; porque no se somete a la ley de Dios, ya que ni siquiera puede; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él. . . . porque si vivís conforme a la carne, vais a morir; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” Romanos 8:6–9, 13.
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” Hebreos 12:14.
“Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.” Lucas 13:24.
Continuará. . .

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