Wednesday, October 7, 2015

Un Poder Que Transforma el Alma—Parte 1



"En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti." Salmo 119:11.

"La levadura escondida en la harina trabaja en forma invisible para hacer que toda la masa se halle bajo el proceso del leudamiento; así la levadura de la verdad trabaja secreta, silenciosa, invariablemente para transformar el alma." Elena G. de White, Palabras de Vida del gran Maestro, pág. 70.

"Las verdades de la Palabra de Dios hacen frente a la gran necesidad práctica del hombre: la conversión del alma por medio de la fe. No ha de pensarse que estos grandes principios son demasiado puros y santos para ser aplicados a la vida diaria. Son verdades que llegan al cielo y alcanzan la eternidad; sin embargo, su influencia vital ha de ser entretejda en la experiencia humana. Han de compenetrar todas las grandes y pequeñas cosas de la vida.

"Recibida en el corazón, la levadura de la verdad regulará los deseos, purificará los pensamientos, dulcificará la disposición. Aviva las faculatades de la mente y las energías del alma. Aumentará la capacidad de sentir, de amar....

"La Palabra de Dios ha de tener un efecto santificador en nuestra relación con cada miembro de la familia humana. La levadura de la verdad no producirá espíritu de rivalidad, ambición, deseo fe primacía. El amor verdadero nacido del cielo no es egoísta y cambiable. No depende de la alabanza humana. El corazón de aquel que recibe la gracia de Dios desborda de amor a Dios y a aquellos por los cuales Cristo murió. El yo no lucha para ser reconocido. No ama a otros porque ellos lo aman a él y le agradan, porque aprecian sus méritos, sino porque constituyen una posesión adquirida por Cristo. Si sus motivos, palabras o acciones son mal entendidas o falseadas, no se ofende, sino que prosigue invariablemente su camino. Es amable y considerado, humilde en la opinión que tiene de sí mismo, y sin embargo lleno de esperanza, y siempre confía en la misericordia y el amor de Dios." Ibid., págs. 72-73.

"La Palabra de Dios es clara. Es una recta cadena de verdad, y resultará un ancla para aquellos que estén dispuestos a recibirla, aun cuando hayan de sacrificar sus apreciadas fábulas." Elena G. de White, Joyas de Los Testimonios, tomo 1, pág. 121.

Continuará...

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