Thursday, January 18, 2018

Cada Uno Ha de Trabajar Como Cristo Trabajó


Cristo se presenta ante nosotros como el Modelo del hombre, el gran misionero médico, un ejemplo para todos los que habían de venir después. Su amor, puro y santo, bendijo a todos los que entraron en la esfera de su influencia. Su carácter era absolutamente perfecto, libre de la más mínima mancha de pecado. Vino como una expresión del amor perfecto de Dios, no para aplastar, no para juzgar y condenar, sino para sanar a todo carácter débil y defectuoso, para salvar a los hombres y mujeres del poder de Satanás. Él es el Creador, Redentor y Sustentador de la raza humana. Él invita a todos, "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga".
     ¿Cuál es, entonces, el ejemplo que debemos establecer para el mundo? Debemos hacer el mismo trabajo que el gran Misionero médico emprendió en nuestro beneficio. Debemos seguir el camino de sacrificio propio pisado por Cristo.
     Cuando veo a tantos los que dicen ser misioneros médicos, la representación de lo que Cristo era en esta tierra aparece ante mí. Al pensar los obreros de hoy se quedan cortos cuando los comparo con el ejemplo divino, mi corazón siente un dolor que las palabras no pueden expresar. ¿Harán alguna vez los hombres y las mujeres una obra que tenga las características y el carácter del gran Misionero médico? . . .
     ¿No hay suficiente aflicción en esta tierra enferma de pecado y maldecida por el pecado como para llevarnos a consagrarnos a la obra de proclamar el mensaje de que "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Esta tierra ha sido pisada por el Hijo de Dios. Vino para traer a los hombres luz y vida, para liberarlos de la esclavitud del pecado. Viene nuevamente en poder y gran gloria, para recibir a Sí mismo a aquellos que durante esta vida han seguido Sus pasos.
     ¡Oh, cuánto anhelo ver a aquellos que dicen ser misioneros médicos honrando al gran Modelo, cuya vida declara lo que se comprende en la afirmación de ser un médico misionero! Quisiera que estuvieran aprendiendo la mansedumbre y humildad del Salvador. Me duele el corazón pensar que Cristo está tan desilusionado con Sus seguidores. Tienen un nombre que su vida diaria que no tienen derecho a llevar.
Debemos ser santificados, alma y cuerpo, a través de la verdad; entonces honraremos el nombre, Médico Misionero. ¡Oh, este nombre significa mucho! Requiere una representación completa,  diferente de la representación dada por muchos que la llevan. Pronto estos comprenderán cuán lejos se han apartado de los principios del cielo, y cuán grandemente han entristecido el corazón de Cristo.
Loma Linda Messages, pág. 61.

Concluido.


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