Tuesday, January 30, 2018

¿Estamos Creciendo en Cristo? Parte 2

A fin de ser partícipes de los sufrimientos de Cristo, debemos contemplar al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Cuando contemplamos la humillación de Cristo, al contemplar su abnegación y abnegación, nos asombra la manifestación del amor divino por el hombre culpable. Cuando por el amor de Cristo estamos llamados a pasar por pruebas que son de una naturaleza humillante, si tenemos la mente de Cristo, las sufriremos con mansedumbre, no resintiendo daño o resistiendo el mal. Manifestaremos el espíritu que moraba en Cristo. El cristiano no puede esperar vivir sin pruebas. Surgirán dificultades, vendrán dolores inesperados a aquellos que son llamados ser buenos administradores de la multiforme gracia de Dios; frente a la dificultad, aquellos que, a través de la fe en su Redentor, están unidos a Cristo como el pámoano está unido a la vid, serán partícipes de su abnegación e irán a derramar sobre los que están en la oscuridad la luz de su amor. Debemos entender cuáles son los sacrificios, las obras y los sufrimientos de Cristo, para que podamos cooperar con él en la elaboración del gran plan de redención.

Aunque Cristo soportó un dolor que ninguna pluma puede describir, no se acobardó de dar el pago del rescate por el hombre perdido. Que el ministro y el misionero observen su ejemplo de fe y perseverancia. De él está escrito: " No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley". No deben cansarse de hacer el bien, sino que han de ser valientes en la obra de Dios. Fue el amor lo que sostuvo a Cristo en su humillación, su amor por las almas que perecían lo que le permitió soportar los insultos, el desprecio, el rechazo de los hombres y finalmente morir en el Calvario, para que todo aquel que cree en él no pierda, sino que tenga vida eterna. La salvación de los perdidos es el objeto de la misión de Cristo a la tierra, y él murió para redimir pecadores de cada raza y cada clima. Hemos de ser colaboradores junto con él; mientras haya pecadores que deben ser rescatados, los seguidores de Cristo tendrán que negarse a sí mismos, a fin de trabajar inteligentemente, para salir a los caminos y vallados, mostrando las virtudes de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Cristo llama a todos aquellos que han discernido  los méritos de su carácter a que hagan saber las maravillas del amor redentor. Él desea que soportemos a otros como  nos ha soportado a nosotros en nuestra perversidad, en nuestras reincidencias; porque no nos ha desechado en nuestro desvío, sino que ha perdoado nuestras transgresiones, y nos ha vestido con el nabto de su justicia, atrayéndonos hacia sí con cuerdas de su amor. Bible Echo, 15 de abril del 1892.

Concluirá.

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