La armadura de Dios
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Efesios 6:10-18.
Gedeón y su pequeño ejército rodearon a los madianitas. A la señal tocaron las trompetas, rompieron los cántaros que cubre sus antorchas y gritaron, "La espada de Jehová y de Gedeón!" (Jueces 7:20).
Entonces sucedió algo asombroso. Esos 300 hombres, sin esgrimir espadas sino solamente antorchas y trompetas, hicieron huir a todo el campamento de Madián. La Escritura registra que Dios "puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento" (Jueces 7:22). Así es que antes de que los hijos de Israel siquiera tuvieran la oportunidad de echar mano a las espadas, Dios trastornó el campo enemigo, llevándolo al caos y a una tremenda derrota. Los israelitas fueron liberados de sus enemigos por medio de un milagro.
Esa famosa historia bíblica ilustra una lección muy valiosa: Dios es el que da la victoria. Su espada es la que nos liberara, y la fe es lo que mueve esa espada.
La Palabra de Dios —espeicalmente sus promesas— es una espada que penetra y corta a través de cadenas de esclavitud que el pecado crea en las vidas de los seres humanos.
"El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." Mateo 4:4.
"La Escritura no puede ser quebrantada". Juan 10:35.
La Palara de Dios hizo el universo, hay gran poder en las promesas de Dios. Muy pocos cristianos piensan en las promesas como un arma defensora para sus vidas. Muy pocos usan la Palabra como una espada de dos filos, muy pocos oran y reclaman las promesas de Dios. La pluma inspirada dice que esas promesas son para nosotros. Dios las puso en la Biblia para nuestra ayuda.
"Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios." 2 Corintios 1:20.
Cómo usar la espada del Espíritu para combatir una situación:
Apliquemos lo que hemos discutido a un ejemplo práctico. Digamos que Ud. tiene un problema en su trabajo que pudiera costarle su sustento inmediato. Digamos que la compañía para la cual Ud. trabaja está reduciendo su personal y que el número de personas siendo despedidas está creciendo cada día y acercándose cada vez más a Ud. Pero Ud. no se va a desesperar, va a sacar la espada del Espíritu de su vaina y la va esgrimir en contra de la situación.
¿Cómo va a hacerlo?
1- Entregue el problema a Dios. Recuerde y reclame la promesa "la batalla no es vuestra sino de Dios". 2 Crónicas 20:15.
2- No proteste ni se queje, Ud. tiene un Dios que lo puede hacer todo. En lugar de eso, ore salmos de alabanza, tales como los siguientes: el 18, 21, 30, 32, 34, 40, 41, 66, 106, 116, y el 138.
3- Exprese su confianza en que Dios le va a ayudar con su problema y alabe al Señor por lo que hizo en el pasado y lo que está haciendo y va a hacer en su situación.
4- Recuérdele al Señor las grandes liberaciones que Él hizo en el pasado y hágale saber que Ud. cree que su brazo no se ha acortado.
5- Haga un ezfuerzo deliberado de no hablar sobre el problema que está enfrentando, sino de orar por su situación, ofreciendo a Dios alabanza y acción de gracias. Recuerde al rey Josafat.
6- Vaya a la Palabra de Dios, la Biblia, y averigüe lo que dice acerca del problema. Reclame esas promesas, la Palabra de Dios nunca cae en tierra.
7- Empice a reemplazar sus propias palabras acerca de la situación con lo que la Palabra de Dios dice acerca del asunto, haga esto especialmente en la oración, pero si tiene que hablar de ello en familia,haga declaraciones de fe basadas en las Escrituras.
8- Cada vez que empiece a hablar sobre el problema, recuérdese a sí mismo que no va a lamentarse, sino que va a ajustarse verbalmente a lo que dice la Palabra.
Conocemos a alguien que tuvo mucha dificultad para encontrar un trabajo, y bajo consejo nuestro le recordaba al Señor todos los días: "Yo confío en tí, yo creo que tu puedes ayudarme. Y reclamaba las promesas" Y el señor lo hizo.
Los soldados no llevan sus armas como decoración, las armas son para la defensa del soldado, de igual manera, el cristiano tiene el armamento que Dios ha provisto para su defensa y protección y debe entrenarse bien en su uso.
Continuará. . .